El cometa 3I/ATLAS es un viajero de otra galaxia que guarda los secretos del pasado cósmico
Un equipo de astrónomos liderado por Xabier Pérez Couto, del Centro de Investigación en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (CITIC) de la Universidad de A Coruña, ha revelado un hallazgo fascinante: el cometa 3I/ATLAS podría ser una cápsula del tiempo con 10,000 millones de años de antigüedad, procedente de los albores de la Vía Láctea.
Este cuerpo celeste, detectado el 1 de julio por el sistema ATLAS en Chile, es apenas el tercer objeto interestelar confirmado en nuestro Sistema Solar, después de los ya célebres ‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).
Su órbita hiperbólica confirmó rápidamente su origen más allá del alcance del Sol.
Esto lo convierte en un visitante fugaz, pero de enorme valor científico.
El cometa 3I/ATLAS es una bala cósmica imposible de desviar
El estudio, publicado en arXiv y enviado a The Astrophysical Journal, reconstruye la trayectoria de 3I/ATLAS a lo largo de los últimos 10 millones de años.
Utilizando datos de alta precisión de la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea, los investigadores rastrearon el recorrido del cometa a través de la galaxia y descubrieron algo asombroso: A pesar de haberse cruzado con más de 13 millones de estrellas, su trayectoria no fue alterada significativamente.
Su velocidad de más de 200,000 km/h, lo hace prácticamente inmune a la influencia gravitatoria de otras estrellas.
Una ventana al pasado del Universo
Según Pérez Couto, lo que hace único a este cometa es que “nos permite estudiar directamente la evolución de objetos formados en otros sistemas estelares”.
En otras palabras, cada observación de 3I/ATLAS es como asomarse al pasado del Universo y examinar materiales que se formaron cuando la galaxia apenas comenzaba a existir.
El cometa muestra una intensa actividad cometaria que indica la presencia de hielos que se subliman al acercarse al Sol.
Su composición y comportamiento ofrecen pistas sobre cómo se formaron los primeros sistemas planetarios.
La arqueología galáctica del futuro
Aunque no se ha podido identificar su estrella de origen, los astrónomos creen que 3I/ATLAS se formó en la misma región que el disco delgado de nuestra galaxia, donde habitan estrellas de distintas edades.
El equipo del CITIC considera este descubrimiento como el inicio de una nueva era de arqueología galáctica.
Con futuros observatorios como el Vera C. Rubin Observatory, será posible detectar más objetos interestelares y analizar tendencias que nos ayuden a entender cómo nacen, evolucionan y se dispersan los cuerpos celestes en el cosmos.
En palabras simples, 3I/ATLAS es un mensaje del pasado, un viajero solitario que ha recorrido la galaxia durante miles de millones de años para recordarnos lo diminutos y afortunados que somos de poder observarlo.
Con información de LBV.













