imagen tomada de recla.org
La llegada de la inteligencia artificial generativa al cine de animación ha sacudido a toda la industria.
Herramientas capaces de crear imágenes complejas en segundos y proyectos como Critterz, la primera película animada hecha íntegramente con IA, prometen reducir tiempos y costos, pero también han abierto una discusión profunda: ¿puede una máquina hacer arte?
En medio de este debate, Nathalie Martínez, presidenta de DIBOOS, la patronal de la animación en España, plantea una postura clara.
Para ella, la inteligencia artificial puede generar imágenes, pero eso no la convierte en arte.
“La IA no es arte como tal, porque el arte tiene un propósito, un mensaje, una misión y una visión”, afirma.
El sector vive un momento de contrastes. Mientras se estrenan grandes producciones creadas con técnicas tradicionales, como El Rey de Reyes, la tecnología avanza a un ritmo que genera inquietud, sobre todo entre los creadores más jóvenes.
El especialista en tecnología Jorge Morla describe este escenario como un “pánico generacional”: años de formación en dibujo, composición o anatomía parecen perder valor cuando una aplicación logra resultados visuales en cuestión de segundos.
Sin embargo, los profesionales con más experiencia recuerdan que la animación ya ha atravesado cambios similares, como la llegada del 3D o la digitalización. La diferencia ahora, coinciden, está en el impacto cultural de la IA.
Para Martínez, el punto central no es la tecnología, sino la intención. La IA no decide qué quiere decir ni por qué lo dice; solo responde a instrucciones. “No basta con escribir una orden”, explica, porque el arte nace de una mirada humana que busca comunicar algo único.
Este planteamiento conecta con otro riesgo que preocupa al sector: la homogeneización visual. Morla advierte que, si miles de personas piden a una IA imágenes similares, los resultados también lo serán. El peligro es que internet termine convirtiéndose en un “bucle de sí mismo”, donde todo se parece.
Pese a la tensión, el panorama no es del todo oscuro. Martínez recuerda que otras tecnologías parecían destinadas a acabar con medios enteros, y no fue así. La radio sobrevivió a la televisión y la animación, dice, también encontrará su lugar.
La IA podría incluso abrir la puerta a nuevas vanguardias, a formas de creación que todavía no existen. El reto, advierten los expertos, está en el exceso de contenido generado automáticamente: más de la mitad de lo nuevo que circula en internet ya proviene de IA y, como señala Javier Rubio, director de Academia Play, suele ser “menos preciso, menos analítico y menos humano”.
El verdadero reto de la próxima década no será dominar la tecnología, sino proteger aquello que hace al arte irrepetible: su mensaje, su intención y su visión.
En un entorno saturado de imágenes, voces como la de Nathalie Martínez recuerdan que la animación sigue siendo, ante todo, una expresión humana. Y que la gran pregunta no es qué puede hacer la IA, sino qué convierte una imagen en arte.
Con información de Meristation.
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