El futuro de las ciudades no depende únicamente de grandes obras de infraestructura, sino de la capacidad de diseñar espacios más humanos, eficientes y sostenibles. Bajo esta visión, el especialista en seguridad urbana Ernesto Mizrahi Haiat propone que México explore la implementación del modelo de ciudades de 15 minutos, una estrategia urbana que ha transformado urbes como París o Barcelona y que puede adaptarse a contextos locales como la Ciudad de México, Mérida y Querétaro.
Este modelo plantea que los habitantes puedan acceder en menos de 15 minutos caminando o en bicicleta a servicios esenciales como educación, salud, comercio, recreación y empleo. Para Ernesto Mizrahi Haiat, esta proximidad no solo mejora la calidad de vida, también impulsa la seguridad y fortalece la cohesión social al promover entornos con actividad constante. “Una ciudad que facilita el recorrido a pie es también una ciudad más segura. Donde hay movimiento, hay comunidad, y donde hay comunidad, surge una vigilancia natural”, explica.
Innovación que transforma barrios en comunidades vivas
Más que una tendencia urbana, el modelo de 15 minutos representa un cambio de paradigma en el diseño de las ciudades: pasar de la expansión desordenada a la planificación inteligente de microcentralidades. Según Mizrahi Haiat, los barrios que integran vivienda, comercio y espacios públicos no solo reducen traslados y emisiones, también crean comunidades activas que participan en el cuidado de su entorno.
Los datos respaldan esta visión. ONU-Hábitat estima que los vecindarios con acceso cercano a servicios pueden reducir entre un 20% y 40% los delitos menores, al fomentar la presencia constante de personas en el espacio público. En este sentido, la innovación urbana no es únicamente tecnológica, sino también social: se trata de rediseñar la interacción entre las personas y su ciudad para generar confianza, pertenencia y resiliencia.
México como laboratorio de innovación urbana
Mizrahi Haiat identifica tres escenarios clave en México para ensayar este modelo: zonas de la CDMX, con alta densidad y redes de servicios; el centro histórico de Mérida, cuyo trazo compacto y atractivo turístico favorecen la movilidad activa; y la zona centro-sur de Querétaro, donde la planificación emergente puede integrar nuevas centralidades desde el inicio.
La clave está en reconfigurar lo existente más que en levantar nuevos megaproyectos. “Este modelo de ciudades en 15 minutos aprovecha lo que ya hay, lo adapta y lo conecta mejor. Es una visión táctica y realista”, afirma Mizrahi Haiat.
El concepto se apoya en el cronourbanismo, que busca optimizar el uso del tiempo urbano mediante la reducción de traslados, el impulso de la movilidad no motorizada y la generación de espacios para el ocio y la productividad. Para Mizrahi Haiat, la innovación urbana debe centrarse en construir ciudades funcionales y humanas, capaces de enfrentar los retos de la inseguridad y la crisis climática con soluciones sostenibles, participativas y replicables.
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