El término “Greenwashing” es una tendencia que ha recobrado fuerza en la actualidad y representa un retroceso a los avances que se han tenido en materia de sustentabilidad, dijo Daniel Madariaga Barrilado.
Dicho concepto fue acuñado en 1986 por la ecologista Jay Westerveld. Hace referencia a la ironía con la que diversas marcas y empresas emplean la publicidad para transmitir una imagen responsable con el medio ambiente.
Falsa percepción: Daniel Madariaga
El experto precisó que esta práctica se ha visto exponenciada a partir de la importancia que ha tomado a nivel corporativo, el implementar los denominados criterios ESG (Environmental, Social, and Governance). Detalló que tiene por objetivo hacer parecer un producto, marca o empresa ecológicamente amigable.
“Aunque su primera aparición teórica fue en 1986, el “eco-blanqueo” como también se conoce al “Greenwashing” fue empleado desde la década de los años 60 para transmitir a los consumidores una percepción positiva sobre productos y marcas que no cumplían con los requerimientos medio ambientales o cuyas prácticas, tenían un impacto negativo en el planeta”, indicó Madariaga Barrilado.
“Esta práctica que en fechas recientes la vemos de manera continua a través de la promoción de empaques ecológicos, iniciativas que promueven el reciclaje o agregar al nombre del producto la palabra “eco” para hacer alusión a una responsabilidad ambiental, representa una gran amenaza ya que resulta engañosa, representando un daño mayor para el medio ambiente”, agregó.
Repercusiones ambientales
De acuerdo con un informe publicado por Planet Tracker, se han identificado diversos tipos de “eco-blanqueo” en los que pueden caer las empresas.
El experto en temas de sustentabilidad, advirtió que este estudio demuestra que estas actividades en 2023 se pueden concentrar en las siguientes tendencias; greencrowding, greenlighting, greenshifting, etiquetado verde, ecologismo y maquillaje verde.
En tanto, la Encuesta de Sostenibilidad del Consumidor de Estados Unidos 2019 de CGS, demostró que casi el 70% de los participantes afirman que la sostenibilidad es al menos “algo importante” para ellos a la hora de comprar.
El 47% de los encuestados aseguró que estaría dispuesto a pagar más por un producto sostenible, haciendo del “Greenwashing” una herramienta atractiva para monetizar, pero con muy poco impacto a nivel ambiental.
La ONU alerta del greenwashing y pide gravar los beneficios extraordinarios de las petroleras para afrontar la crisis climática.
Dos buenas propuestas que van en la línea correcta y que deben empujar a la COP27 a cumplir los objetivos para estar a la altura del reto climático.
— Ione Belarra (@ionebelarra) November 10, 2022
En ese sentido, un grupo de expertos de la ONU presentó un informe en la Cumbre sobre el clima COP27 en Sharm el-Sheikh, Egipto, en el que afirmaron que el “Greenwashing” está perjudicando la lucha contra el cambio climático.
Para estos expertos los agentes no estatales, es decir, las industrias, instituciones financieras, ciudades y regiones, desempeñan un papel fundamental para conseguir que el mundo llegue a la meta de cero emisiones netas a más tardar en 2050.
“Con el auge de esta práctica, aumenta la probabilidad de retrasos y hasta de un posible fracaso para lograr esa meta”, adelantó Daniel Madariaga Barrilado.
Comprar productos supuestamente verdes
El “Greenwashing” incrementa la probabilidad de que los consumidores compren sin saberlo un producto o servicio altamente contaminante. Pero sin ser conscientes de las repercusiones medioambientales que estos tienen, ya que creen que están apoyando a una empresa verde.
Para revertir esta tendencia, Daniel Madariaga Barrilado externó que es necesario generar un marco regulatorio para marcas, empresas y cualquier producto que ostente ser ecológicamente amigable, bajo parámetros estandarizados que permitan identificar puntualmente a aquellos que incurren en la práctica del “eco-blanqueo”.
Resulta necesario, dijo, impulsar la incorporación de los denominados criterios ESG bajo un compromiso real de responsabilidad social, que poco tenga que ver con los objetivos comerciales que puedan identificarse a nivel corporativo.
“Los avances que se han presentado en materia de sustentabilidad, así como las iniciativas que se impulsan a nivel global requieren de mayor respaldo y credibilidad”.
El experto indicó que la urgencia climática no debe ser vista bajo una óptica comercial o lucrativa, por el contrario, debe ser abordada desde un enfoque de seriedad y compromiso real por generar un impacto positivo multisectorial.
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