Desde hace una década se desarrolla Magdala: un proyecto arqueológico en Israel, a cargo de Marcela Zapata, profesora-investigadora de la Universidad Anáhuac.
El objetivo primordial del proyecto el “entender la vida cotidiana de lo que es el asentamiento de Magdala y demostrar lo que está escrito en las fuentes desde la parte arqueológica”.
Desde 2010, un grupo de investigadores coordinado por Marcela Zapata desarrollan el Proyecto Arqueológico Magdala, donde se trabaja desde los años 70 del siglo pasado, lo mismo por la Autoridad de Antigüedades de Israel, como con un equipo de investigadores franciscanos.
A diferencia de lo que sucede con muchas zonas arqueológicas en nuestro país, en Magdala abundan fuentes históricas a las que se puede seguir, a decir de Marcela Zapata, sobre todo del historiador judeorromano del siglo I, Flavio Josefo, gracias a quien se sabe que su auge se dio entre el siglo primero antes y después de nuestra era.
“Llegó a albergar hasta a 40 mil habitantes y contó con 250 barcas, por lo que se piensa que había una fuerte especialización en su elaboración, pero también habla de un hipódromo y una cárcel, y que hacia el año 67 “se dio lo que se conoce como la prime revuelta: una lucha entre judíos o galileos y los romanos, cuando éstos intentaron acabar con el templo de Jerusalén”.
A partir de estas fuentes históricas, en donde se incluye el nombre de Plinio como una fuente secundaria, se sabe que la guerra fue muy sangrienta, que hubo un caos por la revuelta; incluso, “Flavio Josefo dice que el Mar de Galilea se tiñó de rojo por la cantidad de sangre de las personas que murieron en la revuelta”.
“Uno de nuestros objetivos como proyecto es confrontar las fuentes con la evidencia arqueológica y ver si, efectivamente, todo esto que describió Flavio Josefo tiene una veracidad en el dato arqueológico”.
Magdala es un asentamiento situado a orillas del Mar de Galilea, en el norte de Jerusalén, cerca del Siria y el Líbano, a dos horas en coche de Tel-Aviv y de Jerusalén.