imagen tomada de laprensalibre.cr
Durante años escuchamos que los recursos de la Tierra se estaban agotando, pero pocos lo tomaron en serio… hasta ahora. La carrera por crear inteligencia artificial más avanzada está dejando una huella profunda: se necesita tanta electricidad y agua para alimentar los gigantescos centros de datos, que el planeta ya no alcanza.
Y aunque suene a ciencia ficción, la solución podría estar fuera de este mundo.
Los centros de datos que sostienen modelos como ChatGPT o Gemini consumen tanta energía que, según estimaciones, su gasto podría duplicarse antes del 2030.
Esto significaría que el consumo energético de estas tecnologías podría superar al de países enteros.
Frente a este escenario, las grandes compañías tecnológicas buscan cómo seguir innovando sin secar los ríos ni sobrecargar las redes eléctricas.
La respuesta, al parecer, no está en construir más edificios llenos de computadoras, sino en cambiar de escenario: del planeta Tierra al espacio exterior.
Google presentó el Proyecto Suncatcher, un plan que propone instalar sus chips de inteligencia artificial (TPU) en grupos de satélites que orbitan la Tierra y se alimentan directamente del Sol.
¿Por qué allá arriba?
Porque en el espacio no hay noches ni nubes que interrumpan el flujo solar. Los paneles pueden generar hasta ocho veces más energía que en la Tierra, y de forma continua.
Además, al eliminar los sistemas de enfriamiento que usan millones de litros de agua, los centros de datos espaciales serían mucho más sostenibles.
Aunque la idea parece salida de una película futurista, ya está respaldada por pruebas reales.
Los ingenieros de Google demostraron que sus chips pueden resistir hasta tres veces más radiación de la que encontrarían en una misión de cinco años.
Además, los satélites volarían en formaciones precisas, comunicándose entre sí mediante enlaces láser a alta velocidad.
Y el tema económico también empieza a cuadrar.
Se estima que para 2030 el costo de enviar equipos al espacio podría bajar a menos de 200 dólares por kilo, lo que haría viable mantener centros de datos orbitando sin gastar más que en uno terrestre.
Puede sonar descabellado, pero el Proyecto Suncatcher podría marcar el inicio de una nueva era: una donde la inteligencia artificial deje de agotar los recursos del planeta y empiece a funcionar con energía limpia e inagotable.
La conquista del espacio ya no se trata solo de llegar a otros mundos, sino de llevar nuestra inteligencia al cosmos.
Y si Google lo logra, no será la única: incluso Elon Musk ya ha prometido un asentamiento fuera de la Tierra.
Quizá el futuro de la humanidad y de la IA no esté en el suelo que pisamos, sino en el espacio que aún soñamos conquistar.
Con información de Hoy ECO.
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