Científicos de la Universidad de Bristol han reconstruido el cerebro digitalmente con imágenes y técnicas de modelado en 3D de un Thecodontosaurus, mejor conocido como el dinosaurio de Bristol por haber sido descubierto en dicha ciudad del Reino Unido.
De acuerdo con las revelaciones que está reconstrucción del cerebro del Thecodontosauros les ha ofrecido, de acuerdo a Antonio Bell, autor principal del estudio publicado en el Zoological Journal of the Linnean of the Society, que este ejemplar pudo haber comido carne; a diferencia de sus parientes gigantes de cuello largo, entre ellos el Diplodocus y el Brontosaurio quienes eran meramente herbívoros.
Thecodontosaurus vivió a finales del Triásico hace unos 205 millones de años y era del tamaño de un perro grande. Aunque sus fósiles se descubrieron en el siglo XIX, muchos de los cuales se conservan cuidadosamente en la Universidad de Bristol, los científicos solo recientemente han podido implementar software de imágenes para extraer nueva información sin destruirlos. Los modelos 3-D se generaron a partir de tomografías computarizadas extrayendo digitalmente el hueso de la roca, identificando detalles anatómicos sobre su cerebro y oído interno nunca antes vistos en el fósil.
“Aunque el cerebro real desapareció hace tiempo, el software nos permite recrear la forma del cerebro y el oído interno a través de las dimensiones de las cavidades que quedan. La caja del cerebro de Thecodontosaurus está bellamente conservada, así que la comparamos con otros dinosaurios, identificando características comunes y algunas que son específicos de Thecodontosaurus”, dijo Ballell. “Su molde cerebral incluso mostró el detalle de los lóbulos floculares, ubicados en la parte posterior del cerebro, que son importantes para el equilibrio. Su gran tamaño indica que era bípedo. Esta estructura también está asociada con el control del equilibrio y los movimientos de los ojos y el cuello, lo que sugiere que Thecodontosaurus era relativamente ágil y podía mantener una mirada estable mientras se movía rápido”.
Aunque Thecodontosaurus es conocido por ser relativamente pequeño y ágil, su dieta ha sido objeto de debate.
Ballell estudiante de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol, dijo: “Nuestro análisis mostró que las partes del cerebro asociadas con mantener la cabeza estable y los ojos y la mirada fija durante el movimiento estaban bien desarrolladas. Esto también podría significar que el Thecodontosaurus podría atrapar presas ocasionalmente, aunque la morfología de sus dientes sugiere que las plantas fueron el componente principal de su dieta. Es posible que adoptara hábitos omnívoros”.
Los investigadores también pudieron reconstruir los oídos internos, lo que les permitió estimar cómo de bien podía oír en comparación con otros dinosaurios. Su frecuencia auditiva era relativamente alta, lo que apuntaba hacia algún tipo de complejidad social: la capacidad de reconocer una variedad de chillidos y bocinazos de diferentes animales.
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