La adquisición excesiva o innecesaria de bienes y servicios, además del cambio constante en las tendencias, ha emergido como una de las principales amenazas para nuestro planeta. Un estudio llevado a cabo por varias universidades estadounidenses señala que el consumismo, definido como la compra de productos superfluos o por razones de moda, contribuye al 60% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI).
Los portavoces de Renova Industrial, una compañía especializada en la gestión, recolección y tratamiento de residuos industriales, destacan la preocupante tendencia de cambio de fundas de teléfonos móviles que ha venido ocurriendo desde hace años. Estas fundas, fabricadas principalmente con materiales no biodegradables, son un ejemplo claro de los patrones de consumo insostenibles que dañan el medio ambiente.
Renova Industrial señala que las empresas tecnológicas han creado una inercia en la que se lanzan al mercado nuevos dispositivos móviles cada año. Esta práctica ha fomentado un consumo irresponsable que tiene un impacto negativo en el medio ambiente y puede tener consecuencias devastadoras para el planeta.
“Con el lanzamiento de un nuevo equipo celular, los consumidores, además de sentirse atraídos por adquirirlo y mantenerse a la vanguardia, también optan por cambiar constantemente de fundas para proteger sus equipos, sin pensar en el impacto que esto puede atraer para el medio ambiente si no son desechadas de manera correcta”, explicaron voceros de esta empresa.
Renova Industrial experto en la gestión de desechos industriales
Aunque no existen cifras oficiales, diversas estimaciones sugieren que cada año se descartan más de 1.500 millones de fundas de teléfonos móviles en todo el mundo.
En su afán por hacerlas más duraderas y en diversos diseños que requieren la incorporación de materiales como policarbonato, cuero sintético, silicona y fibras de carbono, los fabricantes de fundas para teléfonos móviles han aumentado su impacto ambiental. Estos materiales hacen que las fundas puedan tardar hasta 100 años en descomponerse.
Renova Industrial destaca que la problemática va mucho más allá, ya que durante el proceso de descomposición, las fundas liberan pequeñas partículas de materiales tóxicos que son absorbidos por la tierra y el agua, llegando incluso a la cadena alimentaria y afectando negativamente a la mayoría de los seres vivos.
“Partiendo de que la estimación anual apunta a que son desechadas 1,500 millones de fundas, y de que cada una pesa 20 gramos, estamos hablando de 30 toneladas de residuos plásticos que se quedan en el medio ambiente, impactando negativamente en cada proceso natural que requiere el planeta”, agregaron.
Según los expertos de Renova Industrial, aunque será difícil revertir la tendencia de consumo insostenible, es posible promover una mayor conciencia ecológica y adoptar buenas prácticas para reducir el impacto ambiental de estos productos.
Entre las recomendaciones, los expertos sugieren buscar fundas elaboradas con materiales biodegradables y evaluar si es realmente necesario cambiarlas con frecuencia o si pueden ser reutilizadas en otros equipos.
“Aunque son pequeñas acciones, son estas las que tienen mayor impacto en el medio ambiente. Por ello, nuestro compromiso se basa en reforzar la creación de una consciencia medioambiental que no solo ayude a las empresas o industrias a aminorar su impacto, sino también, transmitir entre la población en general buenas prácticas para contribuir al cuidado del planeta”, puntualizaron voceros de Renova Industrial.
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