La inteligencia artificial (IA) surge como un sendero lucrativo, pero complejo, para la inversión. Por ello, las familias con un alto patrimonio, conocidas por sus decisiones de inversión discernientes, han dirigido su mirada hacia el panorama de la IA. Para navegar exitosamente en este sector, se vuelve imperativo conocer por dónde comenzar, según explica el experto en inversiones, Rodrigo Besoy Sánchez.
Tradicionalmente, las familias con un alto patrimonio neto han demostrado una comprensión integral de la importancia de la diversificación para salvaguardar el capital. En este contexto, las inversiones alternativas, caracterizadas por su escasa correlación con el mercado de valores, desempeñan un papel fundamental.
Adicionalmente, Besoy Sánchez, que canaliza sus inversiones a través de Fabreti S.A. resalta que la incorporación de perspectivas a largo plazo en inversiones directas contribuye a fortalecer las carteras, con inversiones alternativas actuando como baluartes durante fases de contracción del mercado.
En contraste con fenómenos transitorios como los NFT y el Metaverso, la perdurable relevancia de la IA encuentra respaldo en las previsiones proporcionadas por la International Data Corporation (IDC), la cual anticipa que los gastos globales en IA alcanzarán los $300 mil millones para el año 2026.
“La elección del punto de entrada óptimo para las inversiones en IA adquiere suma relevancia. Las opciones viables comprenden respaldar empresas emergentes individuales, adquirir acciones en gigantes industriales o participar en fondos de inversión”, señala el experto.
McKinsey & Company destaca el ascenso de las empresas privadas, ampliando así el campo de inversión. La disposición a abrazar el riesgo se convierte en el factor crucial durante este proceso de selección.
Gigantes como Amazon, Microsoft, Apple y Alphabet han demostrado un sólido compromiso con la IA. Invertir en estos titanes ofrece una vía directa para la exposición a la IA, tal como destaca Rodrigo Besoy Sánchez.
En contraste, invertir en fondos sectoriales enfocados en la IA implica un grado elevado de riesgo debido a la estrategia subyacente de diversificación. Aunque las firmas de capital privado conllevan un perfil de riesgo elevado, también ofrecen la perspectiva de recompensas proporcionales, dependiendo de una investigación exhaustiva a pesar de la relativa falta de transparencia.
El esfuerzo por realizar inversiones directas en empresas privadas de IA encapsula un paradigma de alto riesgo y potencialmente alta recompensa, una empresa más adecuada para aquellos dispuestos a soportar la posibilidad de pérdida total.
Los desafíos en torno a la liquidez, especialmente en el caso de empresas en etapas tempranas e intermedias, siguen siendo relevantes. Además, las prácticas limitadas de divulgación adoptadas por las empresas privadas reducen la disponibilidad de datos.
Los inversionistas de capital privado se ven compelidos a depender de expertos externos para facilitar la debida diligencia, debido a la inherente asimetría de la información.
“A pesar del atractivo de retornos potencialmente sustanciales, el enfoque final se mantiene en los rendimientos netos posteriores a la consideración de las tarifas asociadas. Integrar inversiones en tecnología de IA con activos tradicionales amplía los esfuerzos de diversificación, teniendo en cuenta perfiles de riesgo variables y horizontes de inversión”, concluye Rodrigo Besoy Sánchez.
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