El futuro de los wearables de salud siempre ha tenido un objetivo claro: ser invisibles. La tecnología ideal es aquella que funciona sin que nos demos cuenta, la que recopila datos de forma precisa y constante sin interferir en nuestro día a día, sin obligarnos a llevar un dispositivo aparatoso en la muñeca.
En los últimos años, los anillos inteligentes han sido la gran promesa en esta búsqueda de la discreción, pero una nueva categoría de producto está a punto de llegar para revolucionarlo todo: los pendientes inteligentes.
La compañía Incora es la pionera en este nuevo territorio, y su propuesta es tan simple en su concepto como brillante en su ejecución. Han desarrollado unos pendientes que no solo son un accesorio de moda, sino que también son un potente dispositivo de monitorización de la salud, aprovechando una de las zonas más estables y fiables de nuestro cuerpo para obtener datos: la oreja.
La oreja, el lugar perfecto para medir nuestra salud
Mientras que la muñeca está en constante movimiento, lo que puede afectar a la precisión de los sensores de un reloj o una pulsera, la oreja es un «punto de medición estable». Según Incora, esta «ubicación novedosa» es un lugar privilegiado para el seguimiento preciso de la salud, ya que los sensores intraauriculares garantizan una recopilación de datos mucho más fiable en métricas clave.
Los pendientes de Incora son capaces de monitorizar las constantes que ya esperamos de un wearable de gama alta: frecuencia cardíaca, calidad del sueño y niveles de actividad. Pero su verdadera innovación no reside en qué miden, sino en cómo lo interpretan.
Fuente: larazon.es














