Un eco del universo acaba de darle la razón a dos de los genios más grandes de la física moderna: Albert Einstein y Stephen Hawking. En enero de 2025, los detectores LIGO, Virgo y KAGRA registraron el “zumbido cósmico” de un agujero negro recién nacido, confirmando por primera vez dos predicciones fundamentales sobre los agujeros negros.
La señal, conocida como GW250114, fue tan clara que los científicos lograron escuchar cada fase de la colisión: desde el choque inicial hasta la vibración final del agujero negro resultante, que tiene la masa de 63 soles y gira a casi 100 veces por segundo.
¿Qué se confirmó con esta señal?
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La solución de Kerr: Los agujeros negros pueden describirse únicamente con dos propiedades, su masa y su giro. Nada más importa, sin importar qué objeto les dio origen.
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El teorema del área de Hawking: El horizonte de un agujero negro nunca se reduce; tras una fusión, siempre crece.
Ambas predicciones se habían planteado hace décadas, pero nunca habían podido comprobarse con tanta precisión.
Agujeros negros que “suenan”
Los físicos comparan este fenómeno con el sonido de una campana: su vibración revela de qué está hecha y cuál es su tamaño.
De manera similar, el “zumbido” de un agujero negro ofrece información sobre sus propiedades.
Más allá de confirmar teorías, este hallazgo abre puertas a futuras pruebas que podrían desafiar lo que hoy sabemos sobre el universo.
Con detectores cada vez más sensibles, los investigadores esperan descubrir si siempre se cumplen estas reglas o si, en algún momento, aparece una sorpresa que vaya más allá de Einstein y Hawking.
El universo habló, y esta vez lo hizo con un zumbido que podría cambiar para siempre la manera en que entendemos la realidad.
Con información de Muy interesante.
