El cometa 3I/ATLAS sigue dando de qué hablar.
Este visitante interestelar, que ya había captado la atención de científicos y aficionados, acaba de sumar otro enigma a su lista: un patrón de luz que late como un corazón cada 16,16 horas.
La señal fue identificada en un estudio reciente publicado en Astronomy & Astrophysics, y algunos expertos, como el astrofísico Avi Loeb, lo han descrito como un auténtico “latido cósmico”.
El hallazgo llega justo antes de un momento clave: el próximo 19 de diciembre, cuando el cometa alcanzará su punto más cercano a la Tierra, a unos 273 millones de kilómetros.
Esa fecha podría ofrecernos la mejor oportunidad para observarlo con detalle y resolver varias incógnitas.
¿De dónde viene este “latido”?
Aunque el cometa 3I/ATLAS proviene de fuera de nuestro sistema solar, su comportamiento es similar al de otros cometas poco activos.
Por eso, los investigadores han planteado una explicación mucho más sencilla de lo que su misterioso pulso podría sugerir.
La clave estaría en su núcleo en rotación. Según el estudio, el cometa posee una bolsa de hielo que, al girar, queda expuesta periódicamente a la radiación solar.
Cuando eso ocurre, el hielo se sublima y lanza un chorro de gas y polvo hacia el espacio.
Ese material ilumina la coma, la nube que rodea al núcleo, provocando el aumento de brillo que se repite cada 16 horas.
Un mecanismo natural, pero fascinante.
¿Y qué pasa con las teorías alternativas respecto al cometa?
Aunque las imágenes de la NASA confirman que 3I/ATLAS es un cometa natural, Avi Loeb, plantea que no deberíamos descartar seguir estudiando las trayectorias de esos chorros.
En un escenario muy improbable, dice, un objeto tecnológico expulsaría material de formas menos predecibles.
Por ahora, esto es solo una especulación más en torno a uno de los cuerpos celestes más intrigantes de los últimos años.
Un visitante que podría enseñarnos mucho
Lo que sí está claro es que cada dato que se obtenga del cometa 3I/ATLAS, especialmente durante su aproximación máxima, será valioso.
Su estudio podría aportar pistas sobre la evolución de los objetos que viajan entre estrellas y sobre los materiales que existen más allá de los límites de nuestro sistema solar.
Diciembre será un gran mes para mirar al cielo. El cometa ya está “latiendo”, y pronto podremos saber exactamente por qué.
Con información de National Geographic.














