Dormir bien es vital para el crecimiento y el bienestar, especialmente para los infantes y adolescentes. Sin embargo, un reciente estudio de ISGlobal, centro impulsado por la Fundación Bancaria “la Caixa”, alerta de que entre un 20% y un 40% de los adolescentes sufre mala calidad del sueño, y la tecnología parece ser la principal sospechosa.
El informe señala que el uso constante de dispositivos electrónicos está modificando las rutinas nocturnas de los jóvenes y afectando directamente su descanso.
Pantallas que le quitan el sueño a los adolecentes
ISGlobal explica que el sueño de los adolescentes depende tanto de factores biológicos (como los cambios hormonales propios de la pubertad) como de hábitos ambientales.
En ese segundo grupo, los dispositivos electrónicos juegan un papel clave.
Por un lado, prolongan la hora de acostarse porque mantienen a los jóvenes activos hasta tarde.
Pero además, la luz azul de las pantallas interfiere en la producción de melatonina, la hormona que regula el ciclo sueño-vigilia.
Resultado: más dificultad para conciliar el sueño y menos horas de descanso efectivo.
Riesgos para la atención, el estado de ánimo y la salud
El estudio advierte que usar pantallas antes de dormir no solo afecta al descanso, sino también a la capacidad de concentración, al estado emocional y a la salud física.
La mala calidad del sueño se ha relacionado con mayor riesgo de accidentes, obesidad y enfermedades como diabetes o problemas cardiovasculares.
Además, tener varios dispositivos dentro del dormitorio y acceso ilimitado a internet o redes sociales, empeora la llamada “higiene del sueño”.
Recomendaciones para evitar la mala calidad del sueño en la era digital
Para reducir los efectos negativos, ISGlobal sugiere implementar hábitos más saludables, entre ellos:
Evitar pantallas durante las horas previas a dormir.
Mantener el dormitorio libre de dispositivos electrónicos.
Utilizar protectores que reduzcan la luz azul.
El informe también recuerda que cada vez más niños tienen acceso temprano a móviles (el 25% a los 10 años y el 94% a los 15), por lo que es clave promover educación digital responsable desde edades tempranas.
Más allá de la tecnología, los especialistas recomiendan mantener horarios regulares, crear un ambiente oscuro y silencioso para dormir, evitar la cafeína por la tarde y adoptar rutinas relajantes como leer o tomar una ducha tibia.
Pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia.
Y aunque la tecnología facilita la vida diaria, este estudio deja claro que su uso debe gestionarse con cuidado para proteger la salud y el desarrollo de niños y adolescentes.
Con información de Infobae.
