La inteligencia artificial ya está en todas partes: nos ayuda a escribir, resolver dudas… y ahora también a leer por nosotros.
Sí, así como suena: está naciendo un movimiento silencioso y polémico, de personas que admiten usar IA para “saltarse” libros completos.
Marcos, de 21 años, lo dice sin pena: le cuesta leer un libro entero y prefiere pedirle a una herramienta digital que se lo resuma.
Raquel, de 24, confiesa lo mismo: a veces siente que se pierde una buena historia, pero no planea dejar de usar estos atajos.
“Es normal, todo cambia”, dice. Y para muchos jóvenes, leer ya no significa sentarse con un libro, sino buscar respuestas desde el teléfono.
Lo cierto es que hacer trampa nunca fue tan fácil: hay apps que prometen “leer por ti”, convertir libros en resúmenes, mapas mentales, presentaciones, videos o hasta podcasts exprés.
En TikTok abundan recomendaciones de herramientas que te evitan abrir un PDF de 700 páginas.
La reacción de los usuarios suele ser la misma: alivio total.
Pero, sorpresa… ¡España está leyendo más!
Pese a este auge de atajos, los datos cuentan otra historia.
Este 2025, por primera vez, el 65% de los españoles afirma leer en su tiempo libre. Entre los jóvenes de 14 a 24 años, la cifra llega al 75,3%.
Un récord que desmiente la idea de que “las nuevas generaciones ya no leen”.
Aun así, la convivencia entre lectura e IA ya es una realidad.
El informe Así somos de Plan International revela que entre el 59% y el 62% de adolescentes usa IA para resolver dudas escolares, y más del 60% teme hacerse dependiente de ella.
¿Y qué opinan los docentes sobre el uso de la inteligencia artificial?
Para profesores como Patricia Sánchez, de Lengua y Literatura, lo preocupante no es que los estudiantes no lean clásicos como Luces de Bohemia, sino que pierdan habilidades esenciales: comprender un texto, analizarlo o construir una opinión.
Delegar estas tareas a la IA puede debilitar la comprensión lectora, el vocabulario y el pensamiento crítico.
Expertos de la Unesco, el Foro Económico Mundial y la Universidad de Chile coinciden: usar la IA de forma pasiva puede afectar la memoria y la capacidad de aprendizaje.
Leer, dicen, es un entrenamiento para el cerebro.
¿Los adultos tampoco leen?
El fenómeno trasciende las aulas. El CEO de Palo Alto Networks, Nikesh Arora, admite preferir “resúmenes” a libros completos.
Sam Altman (OpenAI) y Mustafa Suleyman (Microsoft AI) también dicen usar IA para agilizar la lectura de documentos.
Para algunos líderes tecnológicos, la lectura tradicional empieza a perder terreno frente a las herramientas digitales.
Incluso voces influyentes como Ryan Roslansky (LinkedIn) y Benjamin Mann (ex OpenAI) aseguran que las habilidades del futuro no dependerán tanto de títulos o lecturas extensas, sino de adaptarse a nuevas tecnologías… aunque eso signifique leer menos.
¿Puede la IA reemplazar la magia de un libro?
Para el psicólogo social Javier Bardón, es imposible.
Un resumen no puede ofrecer la experiencia emocional de seguir a un personaje, vivir sus conflictos o sumergirse en un mundo.
Es como ver fotos de París sin haber ido: tienes información, sí, pero no viviste el viaje.
La profesora Sánchez y la filósofa Nerea Blanco concuerdan: si dejamos que la IA medie toda la lectura, perdemos el disfrute, la curiosidad y la capacidad de descubrir qué nos gusta de verdad.
Entonces, ¿qué hacemos con la inteligencia artificial? Integrar, no reemplazar
Los expertos apuntan a un equilibrio:
La IA puede guiar, aclarar dudas o ayudar a estructurar ideas.
Pero solo funciona si el lector ya tiene bases sólidas.
Debe ser un apoyo, no un sustituto.
Como dice Blanco, la IA puede ser un “compañero de lectura”, no quien lea en nuestro lugar.
La revolución tecnológica plantea un gran reto: ¿queremos que la IA nos cuente historias… o preferimos vivirlas palabra por palabra?
El futuro de la lectura no está escrito, pero una cosa es segura: ahora leer también significa elegir cómo queremos hacerlo.
Con información de Xataka.













